miércoles, 13 de febrero de 2013

Crecimiento y Desarrollo




Por César Ramón Cuello
Que crezca la economía no significa Desarrollo necesariamente. Por efecto de la alternancia de la influencia de las variables intervinientes se verifica el mismo fenómeno en los resultados de la actividad orientada a producir bienes o prestar servicios; es decir, se alternan los períodos de bonanza con los de depresión o recesión en la economía. Su producto aumenta en el primer caso y disminuye en el segundo. Esta secuencia circunstancial puede acontecer sin que para nada se modifique la capacidad productiva del aparato económico, cuya dimensión depende de los Recursos Naturales, el Capital y la Mano de Obra incorporados.
Cuando  el proceso económico sufre una recesión, o depresión, trae aparejada la disminución del PBI junto al hecho de entrar en ociosidad una porción de la capacidad de producir. En las instancias en las que se alcanza el punto de inflexión y la curva que representa la actividad económica toma curso ascendente, ello significa un aumento en el PBI fruto de la reactivación o lo que es lo mismo, un aumento de la actividad económica. Que puede lograrse con los Recursos Naturales, el Capital y la Mano de Obra que se dispone, sin superar el nivel que éstos factores tenían al final del anterior período de bonanza. En este caso el aumento de actividad económica producida hasta alcanzar el máximo logrado con anterioridad es motivo de haber utilizado la capacidad ociosa y no de un proceso de desarrollo del aparato productivo que constituye un genuino incremento de la economía.
El aumento de la capacidad productiva o desarrollo de un aparato económico se produce cuando se incorporan más unidades de uno de los factores de la producción o de una combinación de ellos o de todos. En buen romance, cuando se incorpora Capital y/o Recursos Naturales y/o Mano de Obra. El punto de partida, en general, es la incorporación de Capital (bienes y valores disponibles para llevar a cabo una actividad definida y generar bienes o servicios). Incorporar Capital (se suele incluir en la acepción de montos dinerarios) a la actividad económica se traduce también como Inversión cuya paso anterior necesario es el Ahorro.
Una de las medidas que históricamente se han tomado para incentivar la producción se refiere exenciones impositivas y/o facilidades crediticias y/o subvenciones con la que se favorece a los niveles empresarios que, casi sin excepción, se encuentran ubicadas en los circuitos financieros superiores. No se avizora que las propuestas que existen en este orden de cosas sean muy diferentes.
Con tales medidas tendientes a cubrir necesidades insatisfechas no se incorporan nuevos protagonistas en la toma de decisiones en los sectores donde se inducirá la inversión. Así se deja de lado una cantidad de creativos que puede llegar a ser tan importante como para torcer el curso de la historia de las en comunidades.
Dentro de este rango se encuentran las pequeñas y medias empresas que, huelga expresarlo, cuando se encuentran debidamente desarrolladas es factor más que importante en el desarrollo del aparato productivo y sostén de la actividad económica con verdadero dinamismo e intensivo uso de mano de obra.
En un artículo de opinión publicado recientemente en un importante diario del país, se recurre a la aparición de figuras como Roca, Sarmiento, Perón, etc., para instalar el inicio de un proceso de solución. Se plantea allí la necesidad de aparición de cierto tipo de conductor político para orientar el rumbo de la Nación.
La experiencia no señala a este hecho ni siquiera como paliativo. La aparición esporádica de este tipo de personaje no condujo a ninguna solución permanente en el largo plazo. Atila fue un gran conductor pero le faltó protagonismo creativo y creador al pueblo que comandaba. Esta fue la razón principal por la cual su paso relevante por la historia solo se limitó a ser recordado como el “paradigma de la crueldad, la destrucción y la rapiña. Los hunos fueron un pueblo nómada de cazadores y ganaderos. No solían usar la agricultura ni la industria en su organización social, y la escritura era rara vez usada para documentar su historia, por lo que desaparecieron sin dejar ninguna herencia destacada. Lo poco que se sabe de ellos se lo debemos en gran parte a sus mayores enemigos, los romanos”
La recurrencia a la posición del periodista no significa hacer parangón entre el cruel emperador europeo mencionado con nuestros ilustres antecesores. Se trata solamente de poner de manifiesto que al final, los resultados, si no iguales, en ambos casos no alcanzaron una dimensión tal como para ofrecer alta calidad de vida a todos los habitantes.
La actividad económica ha crecido en los últimos años. Ello no significa que haya sucedido lo mismo con el aparato productivo. No se produjo el desarrollo necesario como para ir asegurando el futuro, mejorando más que manteniendo, el volumen y calidad del consumo que ha sido la base del nivel alcanzado..
Un mero estudio de lo acontecido entre los humanos desde que apareció el Homo Sapiens Sapiens sobre la faz de la Tierra nos dice que cuando el pueblo es el hacedor, el verdadero protagonista, entonces se produce el avance de la civilización fruto del impulso de cada uno de los miembros de los pueblos y de éstos mismos. La génesis de la Revolución Industrial la llevaron los holandeses poniendo su denodado esfuerzo para ello, utilizando creatividad cuando el territorio que habitaban no daba para dejar hacer fisiocráticamente; los ingleses no la hubieran impulsado con todo el vigor conocido si los investigadores, inventores y trabajadores no hubieran participado en el proceso con el afán de progreso personal; la nación norteamericana no hubiera llegado a ser lo que es si los hombres y mujeres que desembarcaron del “Myflower” no hubieran portado el criterio del trabajo, del esfuerzo fecundo sin menoscabar la libertad; promoviendo posteriormente la participación de muchos en la generación de riqueza; facilitando la tenencia de la tierra en millones de inmigrantes que hicieron crecer y hacer fuerte a la nación; los alemanes y japoneses no hubieran recobrado, luego de quedar en la más absoluta miseria al término de la guerra, el papel de ciudadanos respetables de naciones poderosas si no hubieran aportado el trabajo personal de millones de emprendedores, cada uno honrando su puesto de trabajo con dedicación responsable. 
Argentina necesita que sus habitantes se hagan cargo responsablemente de generar los bienes y servicios necesarios para ello ocupando el lugar que elija cada uno. Pero, para que ello sea posible y como contrapartida de su esfuerzo, el pueblo debe actuar en el seno de una organización social que reconozca y respete sus derechos y haga cumplir los deberes que surgen de la vida en sociedad.
Porque la ocasión hace al ladrón. Vieja sentencia que tiene mucha, demasiada, vigencia cuando se pone a disposición de unos pocos un cúmulo de riqueza que despierta la tentación de apropiarse de ella. Es que la corrupción clava sus garras donde existe riqueza y poder para disponer de ella.
La centralización de poder, pergeñada desde antaño en la República Argentina, especialmente con los intentos de Rivadavia de imponer una constitución unitaria en 1819 y 1826, tiene cuerpo en estos tiempos en la recaudación impositiva que converge a un solo centro de decisión. Hecho que desvirtúa totalmente el sistema federal y la asignación de recursos no cuenta con el buen saber y entender de gobiernos locales promoviendo el consiguiente saludable control social. Acompañando en plena consonancia a este fenómeno, la tenencia de la tierra bajo el régimen de latifundio no permitió la incorporación de millones de agricultores que no solamente hubiera contribuido a generar una clase media con fortaleza y creatividad, sino a desarrollar intensivamente el sector dinámico por excelencia en los primero tiempos de nuestra vida organizada bajo el manto constitucional. La existencia de una población enriquecida garantiza más que nada el progreso socio económico
Luego, el establecimiento del poder político a nivel de cada comunidad menor (Municipio) que garantiza el control social en el uso de los recursos comunitarios y la existencia de millones de emprendedores en la generación de riqueza son la mejor base sustentable de la satisfacción directa de la necesidades comunitarias. Por el otro lado impulsar la constitución de emprendimientos creativos promueve el desarrollo armónico del aparato productivo sin la presencia de monopolios ni oligopolios.. Esto es, democracia y economía de mercado,

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