lunes, 4 de marzo de 2013

Superar el nivel


Por César Ramón Cuello
Más de una vez Perón dijo que si había algo hacia lo cual tendía su accionar era evitar la explotación del hombre por el hombre. No existe testimonio, entre los que peinan canas, ni en ningún registro, que se haya expresado sobre la explotación del hombre por el capitalismo ni por el comunismo ni por cualquier otro régimen. Dentro de la concepción que emanaba de sus enseñanzas rechazaba el fundamentalismo cualquiera fuere su fuente. El conocimiento de la historia de la humanidad era la base sobre la cual se asentaba su pensamiento y sus aseveraciones; se destaca dentro de éstas su decir que el ser humano es bueno pero que si se lo controla mejor.

De lo anotado surgen dos consideraciones, entre otras posibles.

1.    El buen funcionamiento, con iguales resultados, de un mecanismo de acción socio/económico puede, principalmente, depender de la actitud moral de los hombres que lo ejecutan cualquiera fuere la naturaleza de aquél. Así por ejemplo el de Noruega es paradigmático respecto de los sistemas socialistas/estatistas, aunque con economía de mercado. Esta economía, uno de cuyos pilares más importantes son los yacimientos marinos de petróleo que explota, produce más de cincuenta mil dólares por habitante y por año de lo cual el cincuenta por ciento lo toma el Estado en forma de impuestos. El monto recaudado es aplicado para solventar las necesidades sociales como instrucción y salud pública, seguridad, justicia, etc., y no existen evidencias de mayor desarmonía social. El régimen ruso (absolutamente estatista y con economía planificada) sin embargo, terminó desplomándose y viejos jerarcas subieron al escenario como importantes empresarios de todo orden; hasta incursionando en el gran negocio del fútbol profesional. En las antípodas se encuentran las naciones que se han sometido funcionalmente a la idea de la propiedad privada con economía de mercado (capitalismo/liberalismo), que en los últimos quinientos años alentaron, lideraron y lograron el desarrollo alcanzado por la humanidad. Ejemplos de buen funcionamiento son Canadá y Nueva Zelanda. Las distorsiones en este ámbito se notan en las crisis cíclicas que azotan al sistema. Las desviaciones responden a las propias de las personas que tienen poder de decisión en cada sector. Cuando pueden escabullirse de los sistemas de control, que era la advertencia de Perón, los seres humanos, más que nada ambiciosos, provocan las debacles. Como corolario podemos expresar entonces que las cualidades morales de los dirigentes impregnan los resultados; no existe relación alguna entre los objetivos y el sistema económico. No hay condicionamiento entre uno y otro aspecto y menos reciprocidad en tal sentido.

2.    Un factor, también principalísimo, que contribuye a la eficiencia y la eficacia del sistema económico y de la organización social que rigen en un país, es el Control Social; que tiene de suyo, a los efectos de ser a su vez eficiente y eficaz, la necesidad de ser ejercido desde cerca y lo más rápido posible respecto de los hechos. Su elusión, artera o legal, siempre provoca el desborde de la actitud de los humanos en cualquier plano y tema; tanto en uno como en otro régimen adoptado; sea bajo la libertad económica del capitalismo como en economías planificadas del tipo marxistas o fascistas. La combinación de factores sociales “Economía de Mercado y Sistema de Precios” (Capitalismo) con “Democracia” es la mejor manera conocida hasta el presente para producir bienes y servicios y su distribución con el propósito de subvenir necesidades individuales, grupales (familias) y sociales. Debe entenderse en este caso por Democracia al “gobierno de los pueblos” y no al simple mecanismo que permite elecciones para elegir periódicamente autoridades. En tal sentido Democracia es sinónimo de Federalismo que reconoce, acepta e instrumenta los gobiernos locales plenos. En estas circunstancias no existe el centralismo en la toma de decisiones ni se concentran abultadamente los recursos sociales. El poder de decisión que otorga el centralismo (gobiernos unitarios) y la concentración de riqueza social facilita la corrupción que provoca arbitrariedad y atraso socio económico debido a que fácilmente se ejecutan medidas contrarias al interés general; dando lugar al atraso y pobreza generalizada. El Federalismo contiene en sí el Control como una sana herramienta de administración de los recursos de la comunidad.

Las leyes, escribió Montesquieu, son las relaciones necesarias que se derivan de la naturaleza de la cosas. ¿Son las que poseemos los argentinos las derivadas de la esencia de nuestro ser nacional? ¿Las que hoy en día dicta el Congreso Nacional representan la manera de pensar de nosotros y la de vivir que preferimos? ¿Nuestra organización socio/política reconoce el derecho de las comunidades que conforman la Nación a gobernarse, disponiendo de la recaudación, asignación y uso de los recursos? ¿Permiten el necesario Control Social? Si así no fuere, ¿deberíamos reformar nuestras leyes básicas, no ya para permitir la permanencia “sine día” de funcionarios y jerarcas, sino para que permitan la armonía y el desarrollo social y económico? Quizás las repuestas a estos interrogantes y la consecuente acción podrían servir para superar el bajo nivel en que se encuentra Argentina.