martes, 20 de octubre de 2009

Un país fuera de lugar: De los pies de Riquelme a los cabezazos de Palermo

POR JORGE HÉCTOR SANTOS
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial para Urgente24).
El domingo 18 me dispuse a mirar por la televisión oficialista (mal llamada pública) 2 de los 3 encuentros que transmitió: Huracán-River Plate, y el consecutivo, Boca Juniors-Tigre.
A lo largo de más 180 minutos estuve frente a la pantalla del supuesto canal del Estado argentino, que en realidad es el canal del gobierno K.

Cómo poder explicarle, me pregunté, a un extranjero de visita que el gobierno que administra el Estado gasta más de $700 millones por año (algo así como US$ 183 millones) cuando, esto no sucede en ningún país coherente del mundo y, mucho menos en una tierra donde la población que está en zona de pobreza e indigencia alcanza a casi el 40% de los habitantes del país.

¿Quién en su sano juicio podría creerlo? Nosotros, los argentinos no solo damos fe de ello sino que también lo aceptamos. Me pregunté mientras la pelota iba de un lado al otro… ¿Los argentinos estaremos locos?

El fútbol en la Argentina permite, a quienes aún tenemos capacidad de pensar, discriminar y darnos cuenta que lo ilógico desplazó a lo lógico en cuanto terreno se analice.
Si ese eventual extranjero hubiese estado en serió conmigo, frente al mismo televisor, qué yo podría haberle contestado si él me preguntase quién tiene la función de vender el fútbol por TV.
Le tendría que haber contestado la Jefatura de Gabinete. Si pienso en serio semejante respuesta, hubiera preferido que la tierra me tragase. ¿Cómo la Jefatura de Gabinete va a tener la función de vender pautas publicitarias del fútbol por TV?

Afortunadamente, el foráneo no estaba y, por lo tanto, mis respuestas incoherentes en el país donde todo está fuera de lugar, no pasaron de un simple ejercicio imaginativo.
Aunque el extranjero no exista, el disparate de la imaginación concuerda con el dislate de la realidad.

Advertí, durante los 180 minutos que estuve ante la pantalla de Canal 7 -en la cual uno puede mantenerse semejante tiempo solo por el bendito fútbol-, que los avisos que existen sólo son los que se encargan de vender grandes obras hechas o a realizar por el gobierno K.

Reflexioné, ante semejante catarata de promesas y supuestas realidades: "Si el gobierno de los K hiciera todo lo que aquí promete haber hecho, no necesitaría comprar votos en el Congreso para sacar leyes porque las obras serían una catarata de beneficios para todos los habitantes, especialmente para los habitantes del interior del país..."

Llegué a la triste conclusión que gran parte de esos anuncios que se mezclan con los pies de Juan Román Riquelme y los cabezazos de Martín Palermo, distan de ser verdad.

Me pellizqué y me dije: "¿Vivo en un país donde un gobierno pretende mentir a sus habitantes sobre cosas que cualquiera puede comprobar?"
Agregué: "¿Seré el único que le presta atención a estos avisos porque los demás ya saben que son mentiras y conviven con ellas sin preocuparse?"

Uno de los tantos avisos anunciando grandes y faraónicas obras era la incorporación de cientos de coches ferroviarios nuevos para mejorar el servicio. ¿Dónde estarán esos vagones? No soy un especialista en formaciones ferroviarias o convoyes y así pretendía conformarme hasta que reconocí: "Si la gente sigue colgada de los mismos coches que el ferrocarril tenía cuando yo nací..."

Así se fue el domingo, en medio una mezcla rara de resultados de encuentros de fútbol pagados por todos, insertos en avisos del gobierno renovando mentiras y, repitiendo los relatores y comentaristas que ahora el fútbol es para todos. Les falta agregar, pagados por todos.

Como una cuota de salud, recibí la certeza, el lunes 19/10, que los vagones nuevos que publicita el gobierno se incorporaron para renovar la flota de material rodante, no funcionan. Sin embargo, como siempre, el gobierno K tiene la solución para explicar lo inexplicable de una forma también inentendible.

El gobierno le hizo poner la cara al secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, para defender la compra de trenes realizada por su antecesor Ricardo Jaime y por el ex presidente Néstor Kirchner. Schiavi, que no es el defensor de N.O.B, indicó que el monto destinado a la operación no fue de $1.500 millones, sino de $370 millones.

La Nación, citando a la revista Todo Trenes, había informado que, de los 298 vehículos usados que se adquirieron a España y Portugal entre 2005 y 2007, sólo se encuentran en funcionamiento 86 y, que muchas unidades no pueden utilizarse, por estar reducidas a chatarra, sus reparaciones retrasadas o por la imposibilidad de adaptar los coches a la red local.
Muchos de ellos se encuentran parados en las estaciones de Boulogne, Remedios de Escalada, Gerli, San Martín, Retiro y Chascomús.

El secretario Schiavi, en una explicación que despierta admiración por el espíritu benefactor de Jaime y NK, sostuvo que se prefirió comprarlos "sin reparar, porque la modalidad elegida fue la de generar trabajo en nuestro país. Lo que sucedió es que para poder reparar estos coches, tuvimos que reequipar y poner en funcionamiento los talleres especializados que habían sido desmantelados en la década del '90".

Esta explicación llevada al fútbol se llama 'tirar la pelota afuera' o 'hacer tiempo', ¿no es cierto?
Bueno, si no querés amargarte más, no le prestes atención a los avisos que el gobierno K, difunde durante los partidos de fútbol y, mucho menos el 25/10 cuando una gran audiencia se sumará para ver River vs. Boca.

Si le prestás atención a esos avisos, repetí 100 veces: "No debo creerles/No debo creerles/No debo creerles".

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