martes, 16 de marzo de 2010

Una impronta señera

Cuando recibí la infausta noticia no sentí nada. Como dijo el poeta, todo se desalojó dentro de mí. No recuerdo cuáles fueron las palabras con las que respondí. Quizás haya reaccionado nada más que para demostrar que seguía del otro lado, con el teléfono en la mano. Pero sí recuerdo que luego de cortar la comunicación, recién entonces, empecé a notar que un profundo sentimiento de pesar me había invadido. JC había partido hacia la Casa del Señor.

Solamente por dos veces había estado mano a mano con él. Aunque fue por largas horas, solamente por dos veces mantuvimos un mano a mano cara a cara, con tanta intensidad y densidad, que fueron suficientes para conocer profundamente a una persona que puso de manifiesto su calidad de Hombre en el sentido cabal de la expresión.

Es cierto que durante mucho tiempo hemos estado en contacto gracias a la increíble tecnología que hoy en día nos atrapa. A través de este medio he recibido la gracia de sus dotes de cristiano comprometido absolutamente con una manera de vivir cuya esencia compartía, comparto y seguiré compartiendo..

Generoso intelectual es uno de los tantos calificativos con que contaba su personalidad. En el libro de mis recuerdos figurará imborrable una de las tantas maneras que existen para poner de manifiesto esa cualidad: nos brindó constantemente su pensamiento, sus ideas, una muy buena parte de su vida. Con valentía absolutamente.

El coraje fue un signo distintivo que lo enaltecía. Exponerse, como se expuso, poniendo en negro sobre blanco, con gallarda actitud cristiana y a toda voz, el fruto de sus convicciones, fue para mí el paradigma que tuve, tengo y tendré para continuar buscando sin cesar el camino a seguir. Camino que con todo el entusiasmo esperaba transitar hombro a hombro con JC en busca de esas soluciones que exige constantemente la vida.

El Blog de Conapas debe a él su existencia. En homenaje a JC seguirá con vida, ese hálito que ya no es patrimonio de su humanidad.

Para mí fue JC, como cariñosamente me dirigía a él. Para muchos Juan Carlos Sánchez Dodorico. JC ha partido hacia la Casa del Señor. Su impronta estará constantemente presente, como hasta ahora.

César Ramón Cuello

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