lunes, 5 de octubre de 2009

Las víctimas que fueron y las víctimas que vendrán

Hoy se rinde homenaje a las Víctimas del Terrorismo en la Argentina.
Miembros del equipo de PyD está presente en la Plaza San Martín y no es solamente por hacer periodismo.
Es por las víctimas que vendrán.

Por Juan Carlos Sánchez Dodorico

No quiero ir hacia atrás buscando culpables porque tendría que remontarme al descubrimiento de América. Hablar de los fusilamientos de Liniers y de Dorrego, de la batalla de Caseros, de la entrega del triunfo de Pavón, de los derrocamientos de Juan e Isabel Perón, de que “la violencia de arriba engendra la violencia de abajo” y no tengo ganas de sumar argumentos para las facciones.
Estoy convencido de que por el proyecto abandonado del Altar de la Patria imaginado por el Gral. Perón y por la reconciliación propuesta por Carlos Menem al encontrarse con el Almte. Rojas pasa la necesaria reconciliación entre los argentinos “para que no nos roben la esperanza” como dijo hace horas el Card. Bergoglio ante los miles de jóvenes peregrinantes a la casa de la Madre lujanera.

Cuando hace una semana nos visitaron en Santa Fe Silvia Ibarzábal y Gerardo Ferri, a Orlando Gauna (en cuya casa y con méritos sobrados del cocinero se comió el asado de rigor) y a mi nos llamó profundamente la atención y nos gratificó la insistente prédica a la unidad nacional y el reiterado uso de la palabra “concordia” con que Silvia acompañó su discurso.
Tal es la urgencia argentina, la imprescindible necesidad de reconocernos como hermanos. Lo vengo escribiendo desde los primeros escalofríos que sentí escuchando las inaugurales palabras públicas de Kirchner. “Este es peligroso, este mata sin remordimientos...” pensé, “carece de escrúpulos” y no me equivoqué. Tampoco cuando cinco años atrás escribí una serie de notas advirtiendo los síntomas de guerra civil que se insinuaban. Kirchner, solamente para salvarse o alargar su agonía, puede provocarla.
Héctor Balbastro –quien hoy también está presente en Plaza San Martín- escribió en este medio sosteniendo que ya estábamos en guerra. Contando las víctimas K es fácil darle la razón; mirando la crispación y la desesperanza de los argentinos, también.

Cuando una sociedad se enfrenta a sí misma el horizonte desaparece, ¿para qué hacer algo?, ¿para qué esforzarse en estudiar, trabajar, invertir? ¿Para qué el intento de ser un ciudadano mejor? ¿Para qué ser honrado? ¡Sálvese el que pueda...! ¡Kirchner lo hizo!
Y las víctimas... Las del ayer –y que intenten perdonarme los deudos- ya fueron, se lloran, se los recuerda y lentamente se los olvida. El tiempo ayuda. El problema es el hoy y el mañana. ¿Podremos evitar las que vienen? ¿Los que van a morir y los que estarán muertos sin saberlo?

Cris Yozía, Secretaria de Redacción de estos medios –que también está presente hoy en la plaza San Martín- sostiene que el trabajo fue mal hecho en los ’70 y que aquél error lo pagan hoy los niños abortados, los excluidos del sistema, los desnutridos, los ancianos abandonados, la familia, la Patria, todos.
Es el caos creado por Kirchner en estos seis últimos años lo que termina justificando aquél golpe de estado de 1976 y las acciones de limpieza social que se llevó a cabo. Curiosamente quien pagó los platos rotos fue el peronismo desalojado del poder y hoy, también curiosamente, lo paga de nuevo el peronismo pues al disfrazarse Kirchner de tal, logra que la comunidad nacional desinformada descrea del movimiento nacional cuya última expresión es el creado por Perón. Kirchner está completando el trabajo iniciado en los ’70 demoliendo la argentinidad y al peronismo.
También curiosamente los asesinos de hoy provocaron aquél golpe a precio de la vida de peronistas, militares, policías y civiles. Son los mismos asesinos.

Que hubo abusos y excesos de todo tipo es cierto pero... ¿Y Hermindo Luna o Cristinita Viola o Rucci o Larrabure o Ibarzábal? ¿Qué querían sus asesinos? ¿Qué la sociedad se defendiera jugando al carnaval con agua bendita? Excesos hubo de ambos lados, por eso es necesario el perdón, la reconciliación. Porque responsables hay de ambos bandos en lucha.
Silvia Ibarzábal predica la concordia, ella tiene un dolor propio, no contado, no leído en los diarios y sabe perdonar. Maby Picón de Viola también lo hace. Parece que los malos no están de este lado de la Patria.

Cuando derrocaron a Perón en el ’55 se abrieron las puertas a la protesta social, fue esa la “violencia de arriba” y la Argentina se defendió. Cuando Perón regresó al país el objetivo estaba logrado para los peronistas pero la violencia siguió y ya desembozadamente bajo el pútreo signo del marxismo. No eran peronistas los que luchaban contra Perón, eran vendepatrias, oligarcas disciplinados tras una ideología antinacional que no les impedía enriquecerse delinquiendo.
Pero no quiero darme manija con eso, ya escribí bastante sobre el tema. Cuando Kirchner asumió la Presidencia hace seis nefastos años lo hizo a su manera despreciando la verdad, instalando la mentira y trastocando la historia y logró dividirnos nuevamente retrotrayéndonos a tiempos anteriores, a esa demonizada década del ’90 manipulando todo, hasta la seguridad jurídica. Nos devolvió la época de la violencia y del individualismo clientelar. Allí empezaron a caer las primeras nuevas víctimas que no son solamente los presos políticos de hoy...
También lo son “los niños pobres que tienen hambre y los niños ricos que no tienen esperanza...”, la libertad, la verdad, la paz social, el desarrollo del sano criterio, la dignidad del trabajo, la educación, la salud, la vida... La alegría de vivir.
Todo eso y tanto más ha sido victimizado. Por ello mueren cada día cientos de argentinos y otros más que aunque viven, viven como muertos porque “tienen muerta el alma”.

Por esas víctimas que están cayendo y por las que caerán, por favor, prediquemos la concordia entre hermanos.
Porque si no nos comerán los de afuera, que es exactamente lo que pretenden desde sus orígenes los que nos gobiernan.
Son terroristas de oportunidad, son mercenarios, son la sinarquía. Ellos quieren una Argentina dividida y de rodillas, un país de esclavos.


E-mail del autor
zschez@yahoo.com.ar

05 Oct 09

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